Medellín, 4 de mayo de 2021
En el marco de las manifestaciones y en ejercicio de su labor como periodista Yurani Alzate, compañera nuestra, fue detenida de forma ilegítima e ilegal por la Policía, también sucedió con algunos de las chicas y chicos de nuestras casas Morada y escuela de Editores de Ciudad. Afortunadamente, como la mayoría sabe, ellos y ellas se encuentran bien y nuestra compañera cada vez está más convencida de lo urgente del trabajo periodístico.
Lo primero y lo principal es elevar nuestra voz, repetir todas las veces que sea necesario, que la represión es la principal muestra de las incapacidades democráticas de un gobierno, consecuencia de la ausencia de diálogo, de la legitimidad del convencimiento y de generar la sensación de la confianza.
Nos duelen los homicidios, nos duele el absurdo de los homicidios causados por quienes nos tiene que cuidar y, haciendo el zoom a este problema, vemos que en el polo opuesto del servicio público hay incontables uniformados despóticos, sin profesionalismo, prestos para humillar. Esto hace parte de una suerte de currículo oculto y tradición informal institucional que normaliza una clientela del bien público de la seguridad, definiendo claramente un perfil a proteger y otro perfil a reprimir. Hace parte y se explica por el fenómeno que no es sólo de la fuerza pública, sino que es impulsado fundamentalmente desde la clase política, a separar la sociedad entre amigos y enemigos.
Segundo, Morada Noticias es hecha a diario y con rigor por periodistas profesionales, pero lo más importante por ciudadanos y ciudadanas de todas las edades que están haciendo veeduría, hablándole al poder y prestando un servicio para iluminar asuntos, injusticias, rincones y para darle voz a tantos y a tantas. Para unos miembros de la fuerza pública nuestro carné de periodista no era válido, pero no nos vamos a quedar en burocracias, vamos a concentrarnos en que cada miembro del gobierno sea un servidor público, y más sí tiene acceso a las armas, y que respete antes que los oficios del periodismo y la veeduría, otro documento, el que nos acredita como sus jefas y jefes (cediendo una autoridad específica y transitoria): la cédula.
Gracias por tanta solidaridad con nuestra compañera y tanto afecto por nuestros procesos. No podemos dejar de ver, dejar de escuchar, dejar de estar, porque entonces nos van a obligar el tema y definir el momento para hablar. Sigamos juntos y juntas decodificando los discursos del miedo y de la rabia con mediciones y testimonios, y cuidando y ejerciendo nuestra libertad de expresión.
Casa de las Estrategias.