Contando para la Vida, una red con adolescentes

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capsula contando

Contando para la Vida es un proceso para formar redes de amistad y reflexión –desde la creación artística– interviniendo dolores, miedos y tristezas que tienen que ver con el homicidio en los vecindarios o familias de los participantes. Fue un proceso desarrollado en 7 meses del 2015 con 735 jóvenes y adolescentes de 20 comunas y corregimientos de la ciudad en 21 grupos de expresión y creación.

482 jóvenes y adolescentes estuvieron en un mínimo de 20 sesiones lo que significa llegar al final del proceso venciendo los riesgos de la deserción. De estos 482 jóvenes y adolescentes rescatamos 85 como multiplicadores de una campaña para subir los costos morales y culturales del homicidio: NoCopio.

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Impacto

El 86% de los participantes constantes que tuvieron una experiencia con la violencia mostraron una catarsis sobre un dolor (85%) relacionado al homicidio y estuvieron en capacidad de hacer una catarsis sobre el miedo y pérdida de una persona, territorio o proceso.

El 76% construyeron lazos de amistad, de compañerismo y se sintieron parte de una Institución, un colectivo o un centro cultural.

El 69% de los participantes mejoró su autoestima. Esto en relación a un proceso de creación. El 64% logró una reflexión sobre el homicidio, dentro de una línea que es también la recuperación de la piedad. En un 38% apareció como un cambio la apropiación por lo público y el derecho a la ciudad.

Dentro del grupo de reflexión del homicidio un poco más de la mitad expresó un claro desacuerdo con el homicidio, estableciendo en concreto que nada lo justifica y devolviendo la responsabilidad al victimario.

Testimonios

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Una Tesis 

El proceso de Contando para la Vida versa sobre el concepto de parcería y arte. Las dos rutas propuestas a los adolescentes frente al miedo y el dolor son la amistad y la creación (como expresión y refugio). Esto explica que el 76% haya logrado nuevos lazos de afecto y que el 69% haya logrado ser consciente de su creación y capacidad artística.

Sobre los pilares de la parcería y arte se logró que un 86% de los participantes que habían estado expuestos a la violencia se recuperaran de un dolor –y de paso– de un temor.