Ninoska López Rodríguez
Para Ninoska, la Virgen del Valle es más que una figura religiosa, es un símbolo arraigado en su identidad y en sus raíces cumanesas. Originaria de Cumaná, la ciudad que venera a esta virgen como su patrona, Ninoska es profundamente devota de ella.
En su maleta, Ninoska llevó consigo una representación pequeña de la Virgen del Valle al migrar. Esta figura representa su fe, pero también evoca recuerdos entrañables de su ciudad natal: las festividades patronales, la calidez de su gente y los momentos de felicidad compartidos antes de su partida forzada con su familia.
Guardando con devoción esta representación de la Virgen del Valle, Ninoska, quien hoy vive en Apartadó, encuentra consuelo y fortaleza espiritual en los momentos de nostalgia y anhelo por su tierra natal. A través de esta figura sagrada, mantiene viva la conexión con su cultura, su comunidad y sus tradiciones, recordando siempre el lugar al que pertenece y anhelando algún día regresar a él.